4 Enero, 2013 - 01:05
Credito:
Ana Langner / El Economista
Hoy por hoy, los cárteles mexicanos son los principales actores del comercio mundial de la cocaína y trabajan para tomar control del mercado que no está bajo su jurisdicción, refirió la consultora en geopolítica Stratfor, citando a fuentes estadounidenses antinarco.
La firma detalló que los esfuerzos de los cárteles en México no se limita a incrementar la producción de cocaína, sino a intervenir en el contrabando de Sudamérica a Europa y Australia, y han establecido presencia en África, Asia y Europa.
Además, han intensificado sus actividades en lugares como República Dominicana y Haití, en un intento por aumentar la participación en el contrabando a través del Caribe para EU.
Con las recientes operaciones estadounidenses, como la Operación Xcellerator, Chokehold y Operación Emperador Imperial, los cárteles mexicanos también han aumentado su presencia en los puntos de distribución dentro de la Unión Americana, como en Chicago, Atlanta y Dallas, en un esfuerzo por aumentar su participación en la cadena de beneficios de la cocaína en EU.
Mientras que las ventas de marihuana siempre han sido una importante fuente financiera, los grandes beneficios del comercio de la cocaína son los que han permitido que los cárteles sean tan poderosos. Los miles de millones de dólares de ganancias que se obtienen de tráfico de cocaína han motivado a la expansión de los cárteles mexicanos a nivel global, lo han financiado, pues las ganancias de la cocaína permiten que puedan comprar barcos, aviones, contrabandistas y asesinos de alquiler (sicarios), así como sobornar a funcionarios.
ana.langner@eleconomista.mx
MÉXICO, D.F. (apro).- Un tribunal de Guatemala condenó a 36 integrantes de Los Zetas con penas que van de los dos a los 158 años de cárcel, luego de hallarlos culpables de los delitos de asesinato, secuestro, tráfico y tenencia de armas de fuego y municiones.
De todos los sentenciados por el Tribunal Primero de Mayor Riesgo, solo uno, Salvador Argüelles Briones, es mexicano y el resto de nacionalidad guatemalteca, según informó la agencia Europa Press.
Argüelles fue condenado a 97 años de cárcel, junto a otros dos guatemaltecos, al ser encontrados culpables del asesinato del fiscal Allan Stowlinski Vidaurre, perpetrado el 24 de mayo de 2011 en el departamento (estado) de Alta Verapaz.
El fiscal –quien había participado en un operativo para decomisar 500 kilogramos de droga que pertenecía al grupo criminal– fue desmembrado por sus victimarios, que dejaron sus restos esparcidos frente al edificio de la Gobernación Departamental.
Las mayores condenas, de 158 años, fueron impuestas a los guatemaltecos Hugo Álvaro Gómez Vásquez, El Comandante Bruja, y Élder Estuardo Morales Madrid, El Comandante Fresa, de acuerdo con la resolución judicial.
Los dos fueron hallados culpables de un secuestro y tres asesinatos perpetrados en mayo de 2011 en el departamento norteño de Petén.
Otro miembro de Los Zetas, el guatemalteco Carlos Martínez, fue condenado a 58 años por asesinato y asociación ilícita.
Según el Tribunal, dos guatemaltecos cumplirán una condena de 47 años por tenencia ilegal de armas, comercio y tráfico de drogas, y uno más cumplirá 45 años por conspiración para el asesinato y posesión de drogas, entre otros delitos.
Por su parte, José Arístides Xol recibió una sentencia de 44 años de prisión por asociación ilícita, conspiración y tenencia ilegal de municiones, mientras que Luswin Alberto Zelada, Comandante Lombriz, fue condenado a 43 años por homicidio en grado de tentativa y atentado contra las fuerzas de seguridad en junio de 2011.
Otros cinco guatemaltecos deberán cumplir 23 años de prisión por los delitos de asociación ilícita y porte ilegal de explosivos, y el resto entre ocho y 58 años de cárcel por diferentes delitos
Los 36 miembros de Los Zetas condenados –entre los que figuran dos mujeres que cumplirán dos y 16 años de cárcel por porte ilegal de armas de fuego, asociación ilícita y encubrimiento propio– fueron detenidos durante 2011 en diferentes regiones del interior del país.
Monterrey.- El Ejército Mexicano desarticuló una banda de narcomenudistas que operaba para el grupo delictivo de los Zetas en el Municipio de Cadereyta, entre los que destaca la presencia de dos hondureños, quienes confesaron haber pertenecido a la milicia en su país.
En presentación en las instalaciones de la Policía Ministerial, el vocero castrense informó que durante un patrullaje de rutina en la colonia Privada de San Juan, elementos del Ejército Mexicano detuvieron en flagrancia a nueve individuos, cinco de ellos menores de edad, en posesión de 225 envoltorios de marihuana y 225 envoltorios de cocaína, además de tres equipos de comunicación.
Los detenidos responden a los nombres de Alex Alan Rodríguez Loredo, Liliana Juanita Guerrero Moreno, y cinco menores que por ley no fueron identificados ni presentados.
Además, fueron detenidos Roger Ivan López Dávila y Carlos Alfredo Herrera Gómez, ambos de nacionalidad hondureña, quienes reconocieron haber sido elementos activos del Ejército en el país centroamericano.
En las primeras indagatorias, ambos refieren haber llegado a la entidad con la consigna de adiestrar a los integrantes de una célula delictiva de los Zetas en el uso de armas de fuego y tácticas de la milicia, por lo que su detención supone un importante logro de las autoridades.
Los detenidos y lo decomisado fueron puestos a disposición de las autoridades correspondientes, mientras los originarios de Honduras serán puestos además a disposición del servicio migratorio y sus fichas giradas a la justicia internacional, para descartar su posible participación en otros delitos fuera del país.
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