Mis dedos están rígidos por la edad. Ya no puedo escribir. La humanidad ignorará siempre lo que ha sido de este gran pueblo. Nuestra civilización le ha asentado un golpe tan duro que no podrá levantarse y puede ser que jamás se sepa que gran altura intelectual había alcanzado.
Fray Bernardino de Sahagún
El Tlamatini es una luz, una tea,
una gruesa tea que no ahuma,
un espejo horadado.
Un espejo agujereado por ambos lados
suya es la tinta negra y roja
de él son los códices,
él es el dueño de los libros de pintura,
él mismo es escritura y sabiduría
es camino, guía veraz para otros
conduce a las personas y a las cosas,
es guía de los negocios humanos.
El sabio verdadero es cuidadoso
y guarda la tradición.
Suya es la sabiduría transmitida
él es quien la enseña,
sigue la verdad.
Maestro de la verdad
no deja de amonestar.
Hace sabios los rostros ajenos
hace a los otros tomar una cara,
los hace desarrollarla,
les abre los oídos, los ilumina.
Se fija en las cosas,
aplica su luz sobre el mundo
conoce lo que está sobre nosotros
y la región de los muertos.
Cualquiera es confortado por él,
conforta el corazón, a la gente,
ayuda, remedia, a todos cura.
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