domingo, 17 de junio de 2012

México 68


La corrupción y el autoritarismo desencadenaron México 68. Quienes participaron en los 146 días que duró el movimiento estudiantil jamás lo olvidarán.

El 2 de octubre sobrevino la masacre.


http://gaviotah.wordpress.com/2008/10/02/2-de-octubre-no-se-olvida/

http://arnulfo.wordpress.com/2011/10/01/tlatelolco/

Elena Poniatowska

En 1968, mientras los jóvenes del mundo entero alzaban la mano, algunos con el puño cerrado, otros haciendo la V de la victoria, en México vivíamos en un paraíso no sólo fiscal sino social. Habitábamos el mejor de los mundos posibles. No había crítica ni censura. Por eso Carlos Monsiváis pudo escribir: “En 1968, el sistema presidencialista conoce su apogeo… Todo es gobierno y casi nada oposición”. Demetrio Vallejo y Valentín Campa, los dos líderes obreros contestatarios, aguardaban en la cárcel y la sociedad parecía no tener capacidad para combatir el autoritarismo. De pronto, un pleito callejero de dos pandillas, Los Araños y Los Ciudadelos, contra estudiantes hizo que estallara el movimiento de 1968 cuyas únicas armas fueron las brigadas de información, las manifestaciones y las asambleas en los dos grandes centros de estudio de nuestro país, la Universidad y el Politécnico.

En 1968, los jóvenes de Europa, los de Estados Unidos, los de América Latina tenían mucho que reclamarle a la sociedad. ¿Qué mundo les legaban sus padres? ¿Qué harían al graduarse? ¿Qué les ofrecía la sociedad de consumo? ¿Qué les brindaba su país? ¿Deseaban realmente ser parte de un engranaje de producción masiva? En Europa, las perspectivas de la juventud eran desoladoras. No había trabajo para los egresados de las universidades: ¿en dónde se emplearían? El Mayo Francés de 1968 resultó aleccionador. Charles de Gaulle declaró que no entendía por qué los jóvenes seguían al líder judío alemán Daniel Cohn-Bendit, apodado Danny el Rojo, y al día siguiente los muchachos salieron a la calle repitiendo mientras marchaban: “Nous sommes tous des juifs allemands, nous sommes tous des juifs allemands”.

También en México, aunque solapado, se gestaba, en la Universidad y el Politécnico, un rechazo al orden establecido, al status quo, al PRI (Partido Revolucionario Institucional) y al Gobierno emanado de él. Si en Francia la falta de oportunidades fue el objetivo estudiantil, en México, los factores que detonaron las movilizaciones del 68 fueron la corrupción del poder y el autoritarismo. Los muchachos pidieron la disolución del cuerpo policiaco de los granaderos así como la de los absurdos delitos de “disolución social” y “ataques a las vías públicas” (por lo cual varios estudiantes habían caído presos en julio y agosto de 1968).

Durante más de un año vivimos el fervor de los preparativos a los Juegos Olímpicos, la construcción de estadios, las villas olímpicas, la olimpiada cultural a la que asistirían los grandes poetas del mundo, entre otros, nuestro embajador en la India, Octavio Paz. ¡Deslumbraríamos al mundo entero! México era el primer país de América Latina seleccionado para los Olímpicos. Gracias a ese reconocimiento, accedíamos al primer mundo, pero los estudiantes “antipatriotas” gritaban: “No queremos olimpiadas, queremos revolución”. Por su parte, los estudiantes forjaban un movimiento festivo cada vez más popular ya que 300.000 personas acudieron por primera vez desde la Revolución Mexicana a una marcha sin precedente: la manifestación del silencio.

Quienes participaron en los 146 días que duró el movimiento estudiantil jamás lo olvidarán. El gran novelista José Revueltas lo llamó con mucha razón “enloquecido movimiento de pureza” y Guillermo Haro, el fundador de la astronomía moderna en México, sonreía al oír a algún estudiante gritar por un magnavoz: “UNAM, territorio libre de América”. La Universidad actuó como la gran protectora de sus estudiantes, muchos de ellos se guarecieron en sus aulas y hasta durmieron en los corredores para no perderse una sola de las asambleas. Vivían los mejores días de su vida, hasta que el 2 de octubre de 1968 sobrevino la masacre. El ejército tomó la plaza y hombres vestidos de civil que llevaban un guante blanco o un pañuelo para identificarse desataron la balacera. La desbandada fue general y el fuego cerrado y el tableteo de las ametralladoras convirtieron el lugar en un infierno. Según el periódico inglés The Guardian, murieron más de trescientas personas y las que llegaron a los hospitales tenían heridas en la espalda, en los glúteos, en las piernas, porque les dispararon por detrás, mientras huían.

El único movimiento estudiantil en el mundo que terminó en una matanza fue el de México, en 1968. Esta tragedia resultó un parte aguas en la vida de muchos mexicanos. 1968 fue un año que nos marcó a sangre y fuego y tuvo el don de encender la llama de futuras luchas sociales. Todavía hoy, 1968 es un punto de partida.

Han pasado 40 años de la masacre del 2 octubre en Tlatelolco, pero los mexicanos no olvidamos el acontecimiento más trascendente de México en la segunda mitad del siglo XX. La frase “2 de octubre no se olvida” recuerda a una generación que luchó contra el autoritarismo y cada año convoca a una marcha que sigue exigiendo el esclarecimiento de los hechos, a pesar de haber llevado al ex presidente Echeverría al banquillo de los acusados. A 40 años del movimiento estudiantil, en México han surgido nuevos grupos que se inspiran en el 68, entre ellos el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) con su vocero, el subcomandante Marcos, quien reconoció que 1968 fue la punta de flecha de otros “enloquecidos movimientos de pureza” en nuestro país. También la resistencia civil que encabeza el ex candidato de izquierda y hoy “presidente legítimo”, Andrés Manuel López Obrador, es otro resultado del 68. ¡Y no se diga la prensa de izquierda! Hoy por hoy México cuenta con una oposición, una crítica, una rebeldía que le debe todo a la lucha estudiantil de 1968. Un pueblo heroico se responsabiliza de su vida y construye su propia historia, una historia en la que la memoria sea patrimonio de todos los mexicanos. -





Ciudad de México.- El gobierno de México promulgó el martes una reforma por la que se declara día de luto nacional el 2 de octubre en recuerdo de las víctimas de una masacre estudiantil en 1968 por la que nadie ha sido castigado.

"2 de octubre: Aniversario de los caídos en la lucha por la democracia de la Plaza de las Tres Culturas en Tlatelolco, en 1968", señala la modificación a la Ley sobre el Escudo, la Bandera y el Himno previamente aprobada por el Congreso y publicada el martes en el diario oficial.

Con la reforma, cada 2 de octubre la bandera mexicana será izada a media asta en señal de duelo.
Más de dos meses después de que se iniciara un movimiento estudiantil contra la represión gubernamental mexicana, un mitin realizado en la tarde del 2 de octubre de 1968 culminó en tragedia cuando decenas de estudiantes y civiles murieron por las balas de soldados y policías, algunos vestidos de civil.

Las cifras oficiales y extraoficiales de las víctimas oscilan entre 25 y 350, aunque un magistrado señaló hace unos meses que él vio reportes de entre 38 y 40 muertos en la Plaza de las Tres Culturas, localizada en la zona central de la ciudad de México.

La modificación para declarar luto nacional el 2 de octubre fue originalmente aprobada en 2008 por el Senado, pero recién fue ratificada por la Cámara de Diputados en noviembre y ahora promulgada por el Ejecutivo.

"Más allá de recordar el 2 de octubre como una fecha lamentable, debe ser una fecha de homenaje en la lucha por la democracia... debe ser recordado como una lucha de libertad que no responde a intereses partidistas o de grupo. Tal hecho histórico tiene que ser reconocido y recordado como una transición política de la libertad democrática que tuvo auge para el bienestar de las generaciones futuras", señaló el dictamen aprobado por el Congreso.

El ex presidente Luis Echeverría, quien durante la represión era secretario de Gobernación, fue acusado del delito de genocidio por la masacre, aunque un tribunal lo exoneró en 2007. Tras una apelación, otro tribunal ratificó la exoneración en 2009.

Los tribunales consideraron que si bien había elementos para afirmar que se cometió genocidio el 2 de octubre de 1968, no había pruebas de que Echeverría hubiera incurrido en ese delito.

Tras ser el secretario de Gobernación, Echeverría fue elegido presidente para el periodo 1970-1976.



2 de octubre de 1968.


En el 68 el optimizmo y la vitalidad de la juventud se enfrento a la intolerancia, el autoritarismo, y la pasividad de muchos sectores de la población, que permitieron que se diera el trágico suceso de 1968, en Tlatelolco.

Habrá que recordarlo hoy, a tantos años de distancia. Ahora en el 2011 una nueva juventud  enfrenta al fracaso en al gestión de esa juventud, ahora vieja, autoritaria y pasiva. La diferencia es que ahora se nos acaba el tiempo y si no tomamos las decisiones correctas, ya no abra que esperar a la crisis del 2060.

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